Un cambio en el ambiente, los patrones de sueño, la nutrición, la rutina y estilo de vida puede, por supuesto, contribuir a dormir mejor. Cuantas más horas trabajemos y más electrónica usemos, más influirán en nuestra calidad de sueño. Nuestras glándulas suprarrenales producen y regulan el cortisol, que debería estár más bajo a la noche. Tiene sentido apoyar las glándulas con hierbas adaptogénicas o nutrientes a través de la dieta y los suplementos. También se consigue dormir bien con nutrientes como las vitaminas B y triptófano, ya que ambos contribuyen a la producción de serotonina. Los tranquilizantes naturales en infusiones y suplementos que han mostrado resultados positivos también son buenas alternativas.